Deseo sentir el sabor de tu piel, deseo saborear cada fruto de tu vida; yaces desnuda sobre la cama vacía: cubierta estás de blancas sedas...
tu espalda es un trazo fino, deseo lamerla y sentir el sabor de tu piel.
La cocina parece vacía, pero encuentro el aderezo perfecto para mi placer. La miel cae lenta y pasiva: se toma su tiempo para dibujar en tu espalda el camino de mi deseo; el sonido de tu respiración se hace fuego en mi corazón, que late cada vez más incesante: parece cantar jazz.
Despiertas de tus sueños y tu mirada café me interroga, pero yo no le respondo, es mi cuerpo desnudo el que me domina, es tu bello cuerpo desnudo el que me excita; y sin más que poner la botella de miel en cualquier alfombra, mi lengua se asoma a su amanecer: lamerte, recorrerte, saborearte...
La miel se disuelve en tu cuerpo con mi saliva, te recorro de arriba a abajo, de abajo a arriba, y el jazz que entonan mis latidos se funden con el tuyo.
Ya no sólo quiero tu espalda, quiero tus labios, quiero tus pies, te quiero toda mía.
Nuestras miradas se encuentran, parece que se desconocen. Nuestros labios se acercan, parece que nada se les interpone. Mi cuerpo se funde al tuyo; somos una única figura que se invade así misma en medio de los besos, del sudor, del ir y venir en el suceso. Mis manos se aferran a las tuyas, siento la violencia que las empuja; tus piernas se enroscan en mi torso, las siento como serpientes que me muerden e inyectan tu dulce veneno; tus pechos los deseo más que antes... mis dedos deciden hacerte un piano para tocar en ti la tonada excelsa.
Tus párpados se cierran, tu boca se abre, mi mirada ciega se pierde en el infinito de tus cabellos. Por un instante nos contraemos, vamos a separarnos pero me aferro a tus caderas... una luz blanca nos invade y después... después yacemos el uno en el otro, bañados en un sudor eterno.
Tu mirada se encuentra con la mía, parece que se desconocen...
Tus labios llaman a los míos, parecen morderse...
Y las sedas blancas son, ahora más que antes, traslúcidas y aderidas a nuestros torsos.
Tu cuerpo entero es sabroso, quiero volver a recorrerlo. Me falta el aliento, me falta el tuyo. Te falta el aliento, te falta el mío...
Me abandono en ti...
Te abandonas en mi...
Tan cercanos, tan distantes...
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